Nuestro destino incierto.

Este país mío yo no sé a dónde va a dar. Sangrado por dentro y ni cómo la herida sane. Ni un bando cede. Ni los que se robaron la elección ni los supùestamente perdedores. Pero bueno; éstos no tienen por qué. Si se rinden, nos lleva Pifas los siguientes 70 años, tal como nos llevaron los otros. Y es que lo que deseamos es un México más justo. Uno en el que no haya una clase política que se dé vuelo a costa de la mayoría. Yo estoy harta de ver los extremos: los que viven en Puerta de Hierro y los que pasean su miseria en los cruceros céntricos y no tanto, de mi ciudad y de otras en toda la nación. Si tan sólo tuvieran llenadera...